Para poder disfrutar de los placeres de Marruecos es necesario y deseable olvidarse de los tópicos, de los desafortunados y malintencionados dimes y diretes que con frecuencia escuchamos de personas que no conocen la realidad de este país, que tanto daño hacen y que lastran nuestros sentidos.
El único consejo, la REGLA DE ORO para disfrutar plenamente de lo mucho que nos ofrece Marruecos, cuando son tan diferentes determinadas costumbres es el RESPETO. Estamos en otro país y no podemos ni debemos imponer nuestros usos y costumbres. Un ejemplo: Podemos pedir bebidas con alcohol en cualquier bar o restaurante, nadie se ofende por ello, pero no en todos están autorizados a dispensarlo y no nos lo servirán porque sencillamente no lo tiene y así nos lo harán saber. Podemos comprar bebidas alcohólicas en los establecimientos con permiso de venta y beberlas en los bares y restaurantes autorizados, pero no debemos, por respeto, montar un escándalo por “ir pasados de copas” o pasear con nuestra cerveza en la mano. Sentido común y a otra cosa. Nunca falla la máxima del viajero: “Donde fueras haz lo que vieras”.
Marruecos es un país de fuertes contrastes, también en la aplicación más o menos estricta de sus costumbres. Lo que es válido para una ciudad como Asilah –turística y costera- no lo es para Fez –turística pero de interior- y mucho menos para una aldea de la montaña. Y dentro de una ciudad lo que está permitido en un barrio turístico puede estar mal visto en otro que no lo es. ¿Cómo saber qué hacer en cada situación?. Lo dicho antes un poco de intuición y un mucho de sentido común.
Con estas premisas es fácil adivinar, por ejemplo, cómo se debe vestir en la ciudad o cual es el bañador más apropiado si decidimos ir a la playa: Hacerlo adecuadamente y sin llamar mucho la atención.
Marruecos es un Estado Confesional, y por tanto la religión oficial -el Islam- influye en el estatuto personal de sus ciudadanos y condiciona, a veces, también la conducta de los turistas extranjeros. La práctica de otros cultos religiosos está permitida pero el proselitismo alternativo puede ser perseguido. No está permitido el acceso de los no musulmanes a las mezquitas y demás edificios de carácter religioso, excepción hecha de los mausoleos de Mohamed V de Rabat y Moulay Ismail en Meknes, las tumbas saadíes de Marrakech y la Mezquita Hassan II de Casablanca.